Una armadura pesada sobre su cuerpo: esa era la sensación que Ness experimentaba tras varios minutos de combate.?
Su respiración era agitada y forzada. Con esfuerzo, mantenía en movimiento sus piernas entumecidas. Si uno de los rayos había logrado abrir una grieta en el suelo, la tormenta sobre su cabeza podría matarlo con pocos impactos.?
La intensa luz creada por la lluvia de relámpagos resultaba en un perfecto camuflaje en su contra.?
No poder averiguar por dónde sería atacado lo colocaba en una terrible desventaja. Los espectadores lo notaron y transformaron sus gritos de apoyo en susurros asustados ante una posible tragedia.?
—?Si él pierde, ?esa ave no nos atacará a nosotros?... ?La barrera invisible puede soportar todo eso??
—?Oye, por algo nadie normal hace su debut con una bestia así. Una sin poderes es lo ideal.?
—?Si aceptó hacer esto, entonces debe ser usuario de karma. ?Por qué no lo usa??
La única que sostenía la mirada fija, esperando un suceso capaz de cambiar toda la situación, era aquella arlequina.?
Su paciencia fue recompensada.?
—?Karma…?
Con un rostro de piedra, Ness rodeó de un aura blanca su lanza, junto con las plantas de sus botas.?
En la naturaleza, una serpiente nunca gasta todo su veneno en la primera mordida; se quedaría totalmente desprotegida después. Por eso, que Ness lanzara su arma hacia arriba provocó que todos se levantaran de sus asientos con los ojos bien abiertos.?
—?Ya entendí tu truco. Tú tampoco puedes verme, por eso atacas a la mayor fuente de energía más cercana a ti.?
Todos los rayos impactaron a la vez sobre la lanza, dejándola muy lejos de su due?o.?
Una apertura creada como el ojo del huracán fue aprovechada, saltando para estar sobre las nubes. Ahora el podría ver a su presa fácilmente.
Chocaron miradas; ambos comprendían que el primer ataque definiría la ventaja.
Ness, confiado en su ofensiva sorpresa, creyó que tomaría la delantera.
—?Espera! ?Espera! Eso es hacer trampa.
Sin embargo, al igual que la serpiente no anticipa la piel resistente del tejón de miel, él no previó una maniobra tan astuta de un ave.
Utilizando la tormenta como un imán de carga opuesta a su cuerpo, el ave clavó su pico en el abdomen de Ness, impulsándolo contra el techo de la barrera.
El impacto le arrebató el aliento, salpicando el rostro del agresor con sangre.
La adrenalina permitió a Ness demostrar su herencia de gigante: unió ambos pu?os y asestó un golpe de martillo sobre el pico aún incrustado, liberándose y cayendo varios metros, con el crujir de sus huesos resonando en todo el lugar.
—?Ah! Está muerto.
—?Quiten la barrera! ?Encierren de nuevo a ese monstruo! ?Hay que salvarlo!
Algunos cubrían los ojos de los ni?os para evitar que presenciaran la escena; otros salían en busca de ayuda.
—?No se muevan! él se levanta —exclamó la arlequín, la única que lo observaba, convirtiéndose en ese instante en su primera fan.
Con ambas manos, recolocó su pie derecho y se alzó desde el suelo, apretando los dientes para soportar el dolor.
El rey del rayo no permaneció inactivo. Las plumas dispersas durante el combate se elevaron, formando un camino hacia Ness. El mismo ataque anterior se repetiría, ahora con todo el poder restante, y sabía que el híbrido minotauro-gigante frente a él no podría esquivarlo.
Si Ness admitía su rendición, la barrera lo rodearía y se salvaría. No sería considerado adulto ese día, pero al menos viviría para tener más oportunidades.
—Si no quiero vivir más horrores...
Esa opción jamás cruzó por su mente.
—?Debo tener el valor de enfrentarlos!
El enemigo realizó el primer movimiento: un cúmulo de electricidad erizó sus plumas. Un aterrador trueno resonó mientras apuntaba su mortal voltaje para concluir la lucha.
Un simple pesta?eo bastaba para perderlo de vista y asombrarse por la distancia que había cubierto en un instante. Todos compartían el mismo pensamiento: no podría esquivarlo. Lo que nadie sabía en ese momento era que no tenía intención de hacerlo.
[Karma tipo Vanagloria – Habilidad: Re Lancer]
—?Nunca perdí mi lanza! —pronunció. Al decir estas palabras, el arma, que se encontraba lejos de él, regresó a sus manos.
La vanagloria también implica corrupción, y él corrompió este mundo para alterar el curso de los acontecimientos.
Clavó el arma en el suelo; el sodio de su brazo izquierdo, que se dislocaba, le permitió realizar un movimiento tan rápido como un látigo, arrancando un pedazo del terreno que impactó en el cráneo del ave, lanzándola contra la pared con el cuello completamente torcido.
Cuando el resplandor de los rayos se desvaneció, solo se escuchó una palabra:
—?Ganó! —gritó el público.
él simplemente levantó su brazo, gritando en completa euforia por su dolor y victoria.
La barrera se disipó. La arlequina fue la primera en correr hacia él, saltando para posar sus piernas sobre los hombros del hombre adolorido.
—?Se?ores y se?oras; ni?os y ni?as! Acabamos de presenciar cómo un ni?o se convierte en hombre —exclamó, utilizando su pu?o como micrófono al dejar caer su guada?a por la emoción.
—Bájate... por favor, mis heridas necesitan atención —dijo, sin que el dolor o la incomodidad borraran la sonrisa de su rostro.
—Lo siento, lo siento, ahora te atiendo —respondió ella al bajarse.
Observó que la herida en el estómago no era tan profunda como había temido y suspiró aliviada al notarlo. Sin embargo, Ness dejó caer unas lágrimas al sentir cómo acomodaba su brazo.
—Nos diste un buen susto; solo tu ropa y piel resultaron da?adas. Pensé que te habías convertido en una brocheta andante —comentó, mientras la palma de su mano se rodeaba de un aura celeste, igual al de su cabello.
—Soy hábil utilizando el karma sobre objetos para emplearlo como defensa —?sentía que, con cada palabra, respirar se le hacía más fácil—. ?Tú también eres vanagloria??
—No, soy abnegación, la única capaces de otorgar energía a todos. Soy una mártir del entretenimiento —?respondió ella, lamentando no poder hacer más mientras le faltaba el aliento.?
The author's narrative has been misappropriated; report any instances of this story on Amazon.
Otros empleados llegaron y trataron las heridas de manera tradicional. Mientras tanto, la arlequín recogió una de las plumas del suelo y la introdujo en un huevo blanco.?
—Aquí tienes tu premio: renacerá como una cría y, al verte, podrás dominarla.?
—Ojalá no conservara sus recuerdos; no quiero que me guarde rencor.?
Intentó reír junto a ella, pero los médicos lo reprendieron y no le permitieron moverse hasta finalizar el tratamiento.?
—?Ya saben lo que ocurre el segundo día del ritual: prepárense para la fiesta de la bebida.?
Antes de continuar la celebración, los pedazos del ave salpicaron a todos los cercanos a su cadáver.?
—?Me dio mucha rabia que se me escapara uno; me excedí con la fuerza de mi pisada —?suspiró al final de esas palabras—. Es una lástima; quería sacarle más dinero a la anciana. Pero sigue siendo mi día de suerte. Escuchar cómo las pestes de su reba?o pedían ayuda para salvar al hijo de mis objetivos demuestra que el mundo funciona como yo quiero —?caminó lentamente hacia Ness.?
él respondió impulsándose hacia el enmascarado desconocido, dejando a los demás atrás. Apuntó su lanza, guiado por sus instintos: "Gasta mucho de tu veneno en la primera mordida o morirás".?
—??Todos, largo de aquí! —?no cesó de arremeter con todo para eliminar a su nuevo oponente.?
Los padres tomaron a sus hijos para escapar, pero la arlequín cayó de rodillas al suelo. Era la más cercana al enemigo después de Ness y, al ver la máscara que portaba, algo en ella se hundió; el miedo la dominó. Lo mismo les ocurrió a sus compa?eros.?
—?Saben? Se me ocurre algo. En algunos reinos humanos, varios han pagado mucho dinero por cuernos; dicen que son afrodisíacos o algo así. Tomaré algunos antes de irme —comentó, emergiendo ileso del humo provocado por los ataques dirigidos hacia él.
Como una bala, su guantelete respondió a las agresiones, lanzando por los aires a la única persona que tuvo el valor de enfrentarlo.
Con un movimiento de pies similar al que había realizado Ness, tomó el cabello celeste de la chica, casi arrancándolo de raíz.
—Eh... Pensé que tenías peque?os cuernos, pero no tienes nada —la arrojó contra sus compa?eros, dejándolos inconscientes, excepto a ella—. Pero seguro eres un fenómeno como ellos —dijo, colocando su mano sobre ella y comenzando a desgarrar su ropa—. Solo debo encontrar alguna deformidad para vender.
—?Aléjate de ella! —exclamó Ness, regresando desde donde había sido lanzado.
Apuntó su mano desnuda hacia la cabeza del invasor, rebosante de energía; era un golpe más potente que cualquiera anterior.
—Supongo que primero me encargaré de ti, híbrido —dijo el enemigo, se?alando su propia frente con el dedo.
Justo segundos antes del impacto, la lanza que no estaba en sus manos reapareció, acortando la distancia del ataque. Con un sutil movimiento de mu?eca, cambió la trayectoria de la punta hacia el corazón del adversario.
—?Te tengo!
Sintió cómo su lanza atravesaba piel y huesos, estando a centímetros de alcanzar el órgano vital de su oponente. Sin embargo, esa satisfacción y alivio no duraron mucho.
—Jugar sucio es típico de todos ustedes, pero solo siento lástima al verlos arrastrarse para llegar a mí —dijo el enemigo, acomodando su cabello.
No tenía ni un solo rasgu?o, ni él ni su ropa. De un momento a otro, se encontraba en una ubicación diferente.
—?Teletransportación? No, sentí cómo mi lanza lo perforó. Entonces, ?será que solo fue una ilusión que afectó todos mis sentidos? —pensó Ness, intentando encontrarle sentido a todo eso.
Sin darle más tiempo para reaccionar, un solo pisotón del enemigo creó peque?as erupciones de tierra. Eran tan erráticas como si no le importara lo que golpearan.
Con fuerza, arrojó su lanza contra el suelo, intentando detener el avance de las erupciones que se dirigían hacia los miembros del circo. Pero también había civiles que aún no habían escapado; ellos fueron impactados.
Se distrajo al girar la mirada hacia ellos, y eso resultó ser un grave error.
—Supongo que yo también puedo jugar sucio y aprovechar este descuido.
El error de su distracción le costó caro: recibió un golpe directo al abdomen. Los fragmentos de sus costillas rotas lo hicieron caer de rodillas frente a su enemigo, quien disfrutaba cada segundo de su sufrimiento.
—?Eso es todo? Pobre de ti. Déjame ayudarte. — Con la misma bota con la que le había dado la patada, ahora aplastaba su cabeza.
Ness observó cómo los padres usaban sus cuerpos como escudos para proteger a sus hijos. La sangre manchaba su ropa, mientras los ni?os intentaban despertar a sus familias tendidas en el suelo.
Ese recuerdo, que pensó haber superado, volvió a su mente. La impotencia, el dolor de ver a su padre gravemente herido por salvarlo aquel día. No importaba cuántas veces le dijeron que no era su culpa.
Solo era un ni?o; es el trabajo de un padre proteger a su hijo, pero… ?tan malo era querer aliviar el sufrimiento de sus padres al demostrar que ya no necesitaba su protección?
—?Papá, levántate, por favor! ?No mueras!
Se vio reflejado en esos gritos, en su propio ni?o interior.
— Qué asco esa mirada tuya, ?por qué te importan? Los animales no deben sentir empatía por los suyos, no deben tener esos sentimientos. — Con odio en su mirada, aplastaba su cabeza con más fuerza.
Ness vio cómo su lanza era tomada por el autor de esas palabras. La lanza se partió en pedazos frente a él.
Ante esa desoladora visión, lo olvidado regresó a su memoria.
—Papá, ?no tienes miedo de morir?
—Claro que sí, ?mucho miedo!
—Entonces… ?Papá es un cobarde?
—?Qué grosero! Pero no te equivocas. Aun así, hay algo bueno en todo eso.
—?Qué?
—Si tengo tanto miedo a morir, significa que el miedo de no estar más a tu lado y al de tu madre es muy poderoso. El poder perder lo que amas es lo que vence al miedo a tu propia muerte. Nunca lo olvides.
Cada vez su conciencia se nublaba más por la presión sobre su cabeza. Aun así, gritó las palabras que más necesitaba decir.
—?Lanza el huevo! — Dirigió sus palabras hacia la persona en quien más confiaba.
Ella miró al joven con quien se llevaba tan bien, a quien admiraba por demostrar que, incluso en una situación desesperada, siempre era posible encontrar una salida. Vio cómo esa persona, que poco a poco se volvía más importante para ella, estaba a punto de morir. El miedo a ese posible desenlace venció al miedo a la muerte.
Tomó el huevo blanco y lo lanzó a las manos de Ness.
—Tú siempre fuiste mi lanza…
El huevo se transformó en una hermosa lanza azulada, decorada con plumas elegantemente dispuestas. Tan gloriosa como mortal, rayos volaron para liberarlo de su acorralamiento.
—?Oye, tal vez te venda como esclavo!
Como era de esperarse, ese ataque solo lo liberó, pero su enemigo se alejó intacto.
—Vamos, eso es. Eleva más tu…
Fue interrumpido por una pu?alada en el estómago, cuando un rayo atravesó su cuerpo. Sintió cómo una nube de tormenta lo devoraba por completo.
No le dejarían respirar ni un solo segundo. En el preciso momento de su reubicación y restauración, Ness ya estaba allí para perseguirlo como una serpiente sin veneno, pero lista para clavar sus colmillos, asfixiar a su víctima y golpearlo con su cola. Estaba dispuesto a usar todo hasta no quedar con nada.
Cada movimiento, cada ataque le costaba una cantidad enorme de energía, pero no bajaría el ritmo, no hasta que la última gota fuera agotada.
Los civiles y espectadores solo podían observar cómo un relámpago azul se desplazaba para protegerlo, destruyendo al enemigo una y otra vez, sin darle un solo respiro.
Pero incluso ese momento debía llegar a su fin.
—Debo admitirlo, lograste romper mi paciencia. Ahora tu vida ya no me sirve ni siquiera como esclavo.
A diferencia del estado deplorable de Ness con todo el cuerpo roto, inmóvil como un viejo mu?eco de trapo, su adversario se mantenía firme. Lo tomó por la cabeza y apuntó su pu?o directamente hacia su corazón.
—?Por qué?... Di todo lo que tenía y aun así no logré nada contra ti. ?De qué sirvió todo este día si el horror no puede ser vencido? —Incluso en ese estado, se negaba a soltar su lanza.
—Si quieres quejarte, no te preocupes. Te mandaré con tu dios, y podrás rogarle por una vida menos miserable. —Ejecutó el golpe.
Sin embargo, una lanza que no era la de Ness, destrozó sus brazos antes de que pudiera tocar a su objetivo.
—?Mierda! Son como cucarachas… Nunca aprenden, maldito ganado.
—Cállate. No deberías interrumpir una reunión entre padre e hijo.
—?No me digas qué hacer! —Completamente restaurado, se dispuso a descargar su ira contra el causante de todo.
Pero cualquier intento fue frustrado por una tormenta de cortes, impenetrable para él, que hacía trizas sus brazos una y otra vez.
—Papá, lo siento… No logré convertirme en un adulto.
—?De qué hablas? Mira a tu alrededor, todos lograron escapar gracias a ti. Esta es tu victoria. Felicidades por convertirte en un adulto.
—Papá… Gra—. —Antes de que la primera lágrima cayera, fue pateado por su padre, quien lo alejó del lugar.
Estiró los brazos, esperando que la monstruosidad frente a él se restableciera.
—Bueno, qué suerte la mía. Escuché que un feo tipo con máscara me andaba buscando. Increíble el espectáculo que montaste matando a todos los guardias ahí afuera. Ahora prepárate… tu muerte será el regalo perfecto para mi hijo. —Movió la mano en un gesto vulgar, provocando a su enemigo.
—Por fin estás aquí, peque?o gigante…
La batalla final para ambos había comenzado.