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El Plumorium #18

  Un mes y una semana antes... en un río cercano a un acantilado; el lugar tenía varios árboles oscuros, altos y medianos. Una criatura de pelaje negro yacía en la corriente, dejándose arrastrar por el agua. Lo único que podía escuchar era el sonido del río corriendo, y lo único que sentía era cómo la corriente lo alejaba lentamente.

  "Maldición... fui derrotado. Pero lo peor es que no estoy muerto. Ya no tengo nada por lo que vivir... Entonces, ?por qué sigo en este mundo? ?Debería tomar esto como mi última oportunidad o dejar que este río acabe con todo? Tal vez, si llego al campamento, podría salvarme, pero ya estoy viejo... Ya aporté todo lo que podía y tienen las hojas de los objetos antiguos, ?para qué podrían necesitarme? Aunque ese chico será un problema para ellos si muero", pensaba Gilbred, mientras la corriente seguía llevándolo sin rumbo.

  Dos siluetas cubiertas con una túnica aparecieron, una se acercó hasta la orilla del río y la otra se quedó observando. "?Hola! ?Qué hace un hombre lobo en la corriente de un río en el bosque?" Su voz era robótica y, para no perder al hombre lobo, él siguió caminando por la orilla junto a él.

  "?Quién... eres?" preguntó con dificultad al escuchar la voz, volteando un poco su cabeza hacia él.

  "No respondiste a mi pregunta, lobito... Hmm... Luces muy mal, ?te pasó algo?" expresó con molestia y luego con sarcasmo en su pregunta.

  "Pelié con un cazador... Y un paladín", respondió sin darle importancia al comportamiento del desconocido.

  "Huhhh, ya entiendo... ?Quieres ayuda?" El hombre seguía caminando por la orilla mientras miraba sus manos metálicas.

  "No lo sé... Creo que... Ya es mi momento... Viví 240 a?os gracias a una esfera Krinai. Ya no soy quien era antes y lo que debía hacer ya está hecho", respondió con tristeza y un vacío dentro de él.

  "?Esfera Krinai? No sé qué es eso, pero..." El tipo de la túnica le tomó del brazo, evitando que siguiera siendo arrastrado por la corriente. "Espera un momento... ?Dijiste 240 a?os? ?Eres un hombre lobo de la edad antigua?"

  "Sí... Pensé que podía ganarle, pero la pelea con el cazador era suficiente... Me sentía fuerte, sentía que podía ganarle... Al final, la maldita magia se ha vuelto más poderosa... Espero que ellos puedan con esto", Gilbred seguía hablando con dificultad, se notaba muy cansado y casi parecía que eran sus últimas palabras.

  El hombre bajó su túnica, mostrando su casco negro y metálico. "Me llamo el Se?or Oscuro... Yo puedo salvarte, pero necesito que te unas a mí para quitar del mapa a Ystir."

  Gilbred parecía no estar seguro de las palabras del Se?or Oscuro. "Tú... He escuchado de ti, pero ?cómo vas a salvarme?"

  "Esto de aquí... es un suero experimental que creé, gracias a un mineral llamado plumorium. Pasaba por aquí para arreglar unas máquinas y probarlo con algún animal", respondió mostrándole un objeto de cristal cilíndrico con un tapón negro; el contenido era morado y bastante brillante, además tenía un compartimento vacío. Luego lo sacó del río y se agachó frente a él.

  Gilbred se quejó por las heridas y miró al Se?or Oscuro a los ojos. "Entonces, ?podría matarme?"

  "Sí, pero... ?Qué pierdes? Igual morirás", agregó mientras le quitaba el tapón, mostrando tres agujas peque?as.

  "Bien, inyecta..." Al instante, el Se?or Oscuro se lo aplicó, haciendo que Gilbred se quejara un poco. "??Qué te pasa?! ?Por qué tan...?" El pelaje de Gilbred comenzó a tornarse morado oscuro, sus manos temblaban y miraba borroso, sus pupilas se tornaron moradas y, al final, aulló fuertemente mientras sus heridas se cerraban.

  "Vaya, funcionó... Esto me ayudará a hacerla más apta para los humanos", comentó el Se?or Oscuro levantándose y, al parecer, escribiendo algo en su brazo derecho, a través de un panel holográfico.

  "No puede ser... Me siento como si tuviera 140 a?os otra vez..." Gilbred se levantó y miró sus manos con asombro, para luego tocar sus heridas, que parecían ya estar cicatrizadas y con pelaje encima.

  "Sí, pareces más joven, otro punto bueno... Bien, sígueme, te llevaremos con Zthur." El Se?or Oscuro y la otra persona saltaron hasta el otro lado del río sin problemas.

  "?Quién es ese tal Zthur?" preguntó con muchas dudas, quedándose del otro lado del río.

  El Se?or Oscuro dio la vuelta y miró a Gilbred fijamente. "Cierto, olvidé decirlo... él es un nerosma."

  La otra persona golpeó en el brazo derecho al Se?or Oscuro. "No debiste decirle", comentó con una voz femenina y fría, además de un tono bajo y molesto.

  Gilbred abrió sus ojos, sorprendido por la revelación. "Imposible... Todos murieron... Si es así, no me uniré a ti."

  "?Qué estás... ?Diciendo!?" gritó molesto, dando un golpe al suelo con la pierna, haciendo que temblara un poco el lugar.

  Gilbred no se inmutó por la acción del Se?or Oscuro y contestó con completa seriedad. "No me uniré a uno de ellos. Son un gran peligro para el planeta y, por mucho que yo quiera destruir Ystir, no voy a destruir el mundo."

  El Se?or Oscuro lucía aún más furioso, presionaba su mano derecha con fuerza, creando un chillido metálico. "No queremos destruir el mundo, ?solo vamos a darle la vuelta!"

  "No importa lo que quieran hacer, no me uniré, pero te devolveré el favor que me has hecho... Haré cualquier cosa que me pidas, pero nada que tenga que ver con el nerosma", Gilbred dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el sur.

  "No puedo dejarte ir." Gilbred detuvo su paso. "No queremos que el mundo sepa que hay un nerosma todavía. Lo lamento, no, de hecho, no ?no lo LAMENTO!" El Se?or Oscuro extendió su brazo derecho, del cual salió un ca?ón que cargaba una energía azul.

  "No lo haré... Si yo lo hago, me capturarán y sabrán que yo soy un hombre lobo de la edad antigua, podría arriesgarme, pero... No lo haré, no desperdiciaré mi segunda oportunidad. Tienes mi palabra, pero te recomiendo que tengas cuidado... Ellos no son cualquier ser", la otra persona levantó su mano para detener al Se?or Oscuro y él la miró, sorprendido por la acción.

  "?Te enfrentaste a uno?" preguntó la mujer, mostrando sus ojos blancos como el hielo.

  "Sí... El nivel era... Fuera de lo común. Usé gran parte de mis objetos antiguos, más el apoyo de mis hombres... Muchos murieron, pero entendimos lo peligrosos que eran, diría que son más peligrosos que los Yorkens." Ante estas palabras, Gilbred se dirigió hacia lo más profundo del bosque para encontrar el campamento.

  "?Espera!" gritó el Se?or Oscuro, apuntándole nuevamente.

  "?Para!..." El Se?or Zthur tenía razón, eres demasiado inestable", la mujer lo detuvo otra vez, y lo miró fijamente con una expresión molesta.

  "??Qué sabes tú?!" El Se?or Oscuro apuntó a la cabeza de la mujer, pero no parecía tener miedo.

  La mujer le tomó el brazo y este se congeló. "Lo salvaste y ahora quieres matarlo. ?Piensa antes de actuar! Tienes su sangre, con eso podrás experimentar para hacer que el plumorium funcione con nosotros y también... Tienes un favor de un hombre lobo de la edad antigua" Ella lo soltó y tomó su distancia.

  El Se?or Oscuro gru?ó y se quitó el hielo de su brazo. "Tienes razón... Ahora puedo experimentar con una sangre que puede soportar el plumorium" él levantó el objeto donde estaba el suero, para ver la sangre de Gilbred en el segundo compartimento.

  "Bien, ahora vámonos" La mujer comenzó a caminar hacia el este y el Se?or Oscuro la siguió mientras activaba su pantalla holográfica.

  Regresando al presente, al sur de Lyran, nos encontramos con uno de los lugares más peligrosos de estas tierras: la Grieta del Mundo. Este lugar se creó debido al enfrentamiento final para desterrar a Mayestad de este mundo... Y dónde Lión Fordesthmans murió.

  Cómo su nombre lo indica, este lugar tenía una gran grieta que separaba una parte del planeta del resto. El cielo era oscuro y las orillas de la grieta eran de un color negro. No muy lejos, pero a una distancia moderada, había varias torres con ca?ones plateados que tenían una gran esfera con energía blanca y azulada dentro. Además, cada torre tenía signos escritos con un color verde avellana. Detrás, pero no muy lejos de las torres, se encontraba un edificio gigantesco que parecía ser de metal más que de otro material. Este estaba equipado y abastecido con todo lo necesario para que ningún Macrou fuera hacia los reinos.

  Todo parecía tranquilo... hasta que la grieta se iluminó y varios caballeros comenzaron a prepararse, tomando varias armas de color blanco que tenían en la parte de arriba una esfera con energía blanca y azulada dentro de ella. Los ca?ones en las torres comenzaban a moverse para apuntar hacia la grieta y los caballeros tomaban sus posiciones al lado de las torres en forma horizontal, ya preparados para disparar en cualquier momento.

  La grieta rugía con estruendos que sacudían el suelo, agrietándolo levemente. De pronto, varios Macrous de distintas formas y tama?os comenzaron a salir de la grieta y a correr sin control. Estos seres tenían una piel negra y dura como una armadura de tungsteno; algunos tenían ojos, boca y otros ni siquiera tenían cabeza, pero igualmente seguían corriendo como seres salvajes y sin pensamiento alguno.

  "?No permitan que avancen!" gritó un hombre con un parche negro en su ojo izquierdo que se encontraba detrás de los caballeros (este hombre era el capitán Grim, quien organizaba a los caballeros y se encargaba de confinar los cuerpos sin vida de los Macrous). Su cabello, negro y bien cortado, estaba cuidadosamente peinado. Llevaba una capa larga y blanca descansando sobre sus hombros, sin llevar puestas las mangas. En la espalda, lucía un símbolo dorado en forma de cruz. Vestía una camisa negra de mangas largas con doble botonadura, pantalones blancos perfectamente planchados, y un guante dorado en la mano derecha. Además, sus zapatos blancos, sin cordones, llevaban un broche dorado en forma de cruz a los lados.

  En ese lugar solo se escuchaban los sonidos que generaban las armas de plasma, que destruían con facilidad a los Macrous y claro... aún se escuchaban grandes estruendos provenientes de la grieta... que iban haciéndose más fuertes por cada segundo que pasaba... hasta que tres Macrous de 10 metros salieron de la grieta. Los tres tenían cabezas; el de la derecha no tenía piernas, el de en medio caminaba en cuatro patas y el de la izquierda en dos.

  Cuatro siluetas caminaban hacia el capitán Grim, quien aún miraba hacia los Macrous, sin darle importancia a quien tenía detrás.

  "Ahora nos toca. Si necesitas ayuda, Solarius, me dices", dijo el paladín Cybren con su voz grave, calmada y profunda, con una entonación serena, pero con un peso emocional detrás. Media 184 cm; su cabello era plateado y sus ojos eran azules. Usaba una armadura tecnológica plateada, tenía dos alas metálicas en su espalda y su brazo izquierdo era un gran brazo mecánico que tenía un pistón en el codo.

  "?Yo puedo con esto, no se preocupe!" mencionó Solarius con su voz algo juvenil, pero grave, radiante y llena de emoción. él era un hombre lobo de pelaje blanco y amarillo. Era robusto y medía dos metros; sus ojos eran amarillos y no tenía zapatos. Usaba una chaqueta y pantalones amarillos con pelaje en los hombros; su abdomen estaba al descubierto y tenía un cinturón con hebilla de plata. Además, usaba guantes amarillos y un collar con esferas azul grisáceo que tenía una letra "L" en la esfera más grande.

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  "él ya puede cuidarse solo", comentó la paladína Siny con una voz muy calmada, baja y calculadora. Media 170 cm; su cabello era de color carmesí y sus ojos eran azules; tenía pintados los labios de un color rojo. Usaba una camisa blanca con capucha y un arnés ligero de color negro con líneas doradas, entrecruzado en la espalda. Sus pantalones eran de un azul muy oscuro y usaba zapatos con un tacón bajo. Tenía en su brazo izquierdo, cerca del hombro, una insignia con la letra "D".

  Los Macrous de 10 metros rugían con furia, avanzando hacia ellos.

  "?Estás segura de que puedo con esto, mamá?" preguntó una chica con voz aguda y tranquila, aunque ahora se notaba un poco temerosa e insegura. Llevaba el mismo atuendo que Siny, pero con la camisa anaranjada y el pantalón color crema. Tenía el cabello y los ojos cafés; el primero recogido con una mo?a, dejando caer dos mechones a ambos lados de su rostro.

  "?Claro, Milian! Nosotras tomaremos... El de la derecha ?Vamos!" Siny comenzó a volar hacia el Macrou. Milian tenía dudas, pero al final siguió a su madre.

  "?Yo iré por el de la izquierda!" Cybren abrió sus alas, se agachó ligeramente... y salió disparado hacia el Macrou, extendiendo su brazo izquierdo.

  "Bueno... ?Entonces me quedo con el de en medio!" Solarius corrió pasando al lado del general y los caballeros, para luego levantar la tierra de forma diagonal, haciendo que se impulsara y saliera volando hacia el Macrou, mientras tenía una sonrisa en su boca.

  "?Disparen a los más peque?os, no queremos fuego cruzado!" gritó el Capitán Grim, mientras cruzaba sus brazos, atento a los paladines.

  Cybren fue el primero en llegar hasta su objetivo. Tenía la mirada fija, mientras su cabello revoloteaba debido a la velocidad a la que iba. A punto de chocar con el Macrou, Cybren extendió su brazo izquierdo hacia atrás. "?Golpe de plasma!" Este le dio un potente pu?etazo que expulsó una gran cantidad de plasma, despedazando la armadura del Macrou. El estruendo del impacto empujó al Macrou hacia atrás, haciéndolo caer de espaldas, destruyendo el suelo bajo él.

  Luego, Cybren voló muy alto, dio la vuelta en el aire y descendió en picada con el brazo izquierdo extendido. Golpeó la cabeza del Macrou, provocando una gran explosión que la hizo pedazos, levantando rocas del suelo y haciendo que los cuerpos de los Macrous ya neutralizados salieran volando junto con los escombros.

  "?Whoa...!" dijo Milian sorprendida y anonadada por lo que había hecho Cybren, mientras volaba a gran velocidad detrás de Siny.

  "?Concéntrate, nos toca a nosotras! ?Ve cargando energía!" gritó Siny con una expresión seria y controlada. Su hija, sin pensarlo mucho, obedeció y sus manos desprendieron un aura amarilla con partículas azules. "?Lo primero que hay que hacer...!" Ella juntó sus dos manos y comenzaron a desprender la misma aura que la de su hija, pero más brillante. "?Es aturdirlos!" Aumentó su velocidad de vuelo para lograr darle un golpe en la mandíbula al Macrou, agrietándosela y haciendo que este se fuera de lado, cayendo encima de algunos Macrous peque?os. "?Ahora, dispara a su cabeza!"

  Milian lanzó su magia y, al impactar, creó una gran explosión. El Macrou soltó un alarido agudo y desgarrador, haciendo que Milian tapara sus oídos.

  Siny comenzó a concentrar más magia en sus manos. El brillo se intensificó y peque?os rayos escapaban de ella, chispeando en el aire. "?Te falta concentración y... práctica! ?Magia de carga, Rayo perfecto!" exclamó, extendiendo ambos brazos. Un rayo azul y amarillo salió disparado, atravesando limpiamente la cabeza del Macrou con un sonido agudo y penetrante. El rayo alcanzó el suelo, generando una explosión bajo la cabeza de la criatura y lanzando por los aires escombros y a varios Macrous cercanos.

  "Me dijiste que estuviste practicando", Siny se acercó a su hija, mientras se escuchaban rocas levantarse del suelo.

  "Lo hice, pero... No he logrado hacerlo como tú..." Milian tocó su brazo, un poco apenada por no haberlo logrado.

  "Está bien..." Siny le dio un abrazo. "Mira como lo hace Solarius".

  Solarius se desplazaba a gran velocidad, montado sobre una roca envuelta en un aura amarilla. Su pelaje se agitaba salvajemente con la corriente del viento. Mientras avanzaba, iba cubriendo todas las extremidades del Macrou con la roca amarilla que emergía del suelo. "?Magia de tierra, Cubrimiento Amarillo!" La criatura intentaba zafarse, pero Solarius mantenía sus pu?os firmemente apretados, emitiendo un resplandor amarillo mientras lo contenía.

  Entonces se posicionó frente al Macrou y comenzó a elevarse, impulsado por la roca que se alargaba velozmente hacia el cielo. Con un movimiento rápido de sus pu?os cerrados, hizo que una estaca de roca emergiera justo debajo del mentón del Macrou, impactándolo con fuerza. Solarius aprovechó el impulso, saltó aún más alto, recubrió todo su cuerpo con la roca amarilla y descendió en picada sobre la nuca del enemigo. Al impactar, la cabeza del Macrou fue empalada por la estaca anterior, haciendo que las rocas que cubrían las extremidades del Macrou salieran disparadas, chocando con otros Macrous peque?os.

  "?Fuah, eso fue increíble!" gritó Solarius emocionado, pero un olor lo distrajo. "Huele a quemado... ?Aaah! ?Esta cosa está caliente!" Rápidamente saltó del Macrou hasta llegar al suelo y crear otra roca para avanzar en ella.

  "Vaya... Dudo que yo pueda hacer algo así si tuviera su magia", pensó Milian con cierto desaliento, tomando una expresión de frustración.

  "?Bien hecho!... Con ellos aquí no tengo de qué preocuparme", comentó el capitán Grim, cruzando sus brazos con una expresión de alivio.

  "?Oh! Lo siento, general..." comentó un hombre con una voz aguda, modesta, tranquila y un poquito distorsionada.

  El capitán se dio la vuelta al instante. "?Líder supremo! ?Qué hace aquí? Y... ?Por qué se disculpa?".

  El líder supremo caminaba lentamente hacia el capitán, mientras los sonidos del campo de batalla se desvanecían. "Tendrá que preocuparse un poco... Me llevaré a Solarius y a Cybren" Cada vez que hablaba, las partículas blancas que conformaban su rostro brillaban con delicadeza.

  "??Qué?! ??Por qué!?" soltó de golpe, completamente desconcertado.

  "Hmmm... ?Por qué yo lo digo?" mencionó el líder supremo con un toque de sarcasmo y haciendo un gesto con su mano derecha.

  "Pero... Solarius llegó hace una semana y Cybren..." El líder supremo se puso al frente del capitán, deteniendo sus palabras y poniéndolo nervioso por ver su rostro... (Si es que se le puede llamar así). Pues no tenía más que las partículas blancas.

  "Bueno..." El líder supremo puso su mano derecha en el hombro del capitán. "Hay una gran razón, pero se lo contaré en la base".

  Por dentro, la base era totalmente de metal, incluyendo el suelo. Este lugar tenía varios pasillos y hasta cuatro pisos, con habitaciones, almacenes, salas de entrenamiento y la sala de monitoreo. Había varios caballeros entrando a la base, mientras conversaban entre ellos. El líder supremo y el capitán se encontraban apartados, cerca de unas bancas metálicas.

  "Un nerosma... Si es así, no me opondré, pero ?está seguro que ellos dos son los indicados?" El capitán se sentó en la banca comprendiendo toda la información que le brindó el líder supremo.

  "?Claro! Además, son los que están disponibles. El punto A es el que ha recibido menos ataques de Macrous, los otros puntos han estado muy ocupados y he tenido que dar un poco más de personal. Como usted sabe, yo no tengo total autoridad con los paladines más grandes, pero es un milagro que Lynquia y Dajara me hayan prestado a Cybren y a Solarius para una guerra; ambos tienen una gran capacidad y creo que ayudarán a Ystir lo suficiente." El líder supremo caminaba lentamente de un lado a otro, con las manos entrelazadas a su espalda.

  "Sí, entiendo todo, se?or, no es tan fácil manejar todo esto." El capitán tapó su boca con su mano derecha y bajó la cabeza por un momento para evitar que el líder supremo viera su preocupación grabada en su rostro.

  El líder supremo notó la preocupación que escondía el capitán y trató de tranquilizarlo. "Hmm, no te preocupes, te asignaré a dos paladines que han enfrentado a Macrous, así no tendrás que ense?arles las bases de cómo pelear contra uno, y tienes a Siny, ella es una de las que más tiempo lleva aquí y por esa razón no me la llevo también, ella puede encargarse de varios Macrous por sí sola".

  Las palabras lograron tranquilizar al capitán. "Sí, tiene razón. Además, ella también trajo a su hija, la está entrenando para pelear con los Macrous".

  "??En serio...!? Vaya..." expresó con sorpresa, volteando a ver al capitán. "Escuché que su hija tiene los mismos tipos de magia que ella".

  "Sí, magia de carga y de vuelo. Se?or... ?Cuándo cree que esto parará?" preguntó con una expresión de preocupación.

  El líder supremo suspiró y observó a los paladines entrar a la base. "No lo sé... Espero que las investigaciones funcionen para... poder terminar con esto de una vez".

  Los paladines se acercaron a ellos, pero la única sorprendida era Siny y su hija.

  "Líder, ?qué hace aquí?" preguntó Siny con curiosidad, con Milian a su izquierda.

  "Vengo a ver a Cybren y a Solarius", respondió, mientras el capitán se levantaba de la banca.

  "Oh... Entonces, capitán, vamos a poner los Macrous en confinamiento", dijo ella para dar la vuelta, seguida de su hija.

  "Claro. Luego hablamos, se?or", el general la siguió, mientras creaba con sus manos una caja café.

  Luego de que el general se fuera, Cybren insinuó: "Ya sé a qué viene".

  "De hecho, nos avisaron al mismo tiempo. Iré a empacar mis cosas", a?adió Solarius, para luego irse con un poco de prisa.

  "?Qué le pasa? ?Está emocionado por pelear en una guerra?" preguntó el líder supremo con confusión.

  "No... Solo quiere ir a preguntarle a su madre cómo lo hizo", respondió Cybren, viéndolo por un momento, para luego desviar la mirada.

  "Sigue buscando aprobación... Me pregunto ?por qué Chloe tomó esta actitud con su hijo?" El líder supremo comenzó a caminar hacia donde fue Solarius.

  Cybren lo siguió hasta estar a su lado. "?Nos iremos de inmediato?".

  "No, esperaremos a que lleguen sus reemplazos, aunque tardarán, son de Alahead. También quiero que vayamos primero a la iglesia; le dije a Joap que buscará una forma de mejorar tu brazo de plasma y que le creará unos guantes con garras de plasma a Solarius", respondió con tranquilidad mientras continuaba caminando.

  Cybren observó su brazo por un momento y dijo: "Suena bien, así destrozaríamos al nerosma muy fácil".

  "Bien dicho. Dudo que vaya a tener una armadura de Macrou, ?o han dejado salir a alguno?" exclamó con un tono bromista, mientras llegaban al final del pasillo, el cual tenía un ascensor.

  "Je, je, si alguno escapa, será porque yo no estoy aquí, se lo aseguro" Ambos entraron al ascensor, y este comenzó a subir.

  Solarius se encontraba en una habitación con paredes amarillas con líneas blancas, tenía un escritorio con un teclado, un closet de metal, una cama bastante grande y un peque?o espacio para entrenar si así lo deseaba. "Madre, ??viste eso!? ?Fue de lo mejor que he hecho! Atrapar así y... ?Qué te pareció?" preguntó con emoción a través de un comunicador.

  "Más o menos, Solarius... ?Me llamabas solo para eso? Tengo que trabajar", expresó molesta a través del comunicador para luego cortar la llamada.

  "?Más o menos?... ??Por qué no puedo impresionarte?! ?Qué es lo que quieres que haga?" Solarius golpeó su cama, frustrado y triste a la vez.

  La puerta de su habitación se abrió, entrando el líder supremo. "Ayy... La frustración... En tu caso, buscas la aprobación de tu madre desesperadamente y piensas que lo que haces no es suficiente. Tú eres especial, apenas tienes 15 a?os y eres un paladín ?Puedes vencer a un Macrou sin ayuda!"

  "Para nosotros es diferente... Nuestra raza se desarrolla antes que ustedes, puede que tenga 15 a?os, pero yo ya no soy un adolescente... Si lo comparamos con ustedes, yo tendría 21 a?os", expresó con desánimo, adoptando una forma humana poco a poco. Su cuerpo era robusto y el de un joven adulto. Ahora pasó de medir dos metros a 186cm.

  "Sí, y por eso el paladín Louis tomó el puesto al paladín más joven... Como un ser de varios a?os de vida, te digo que... Normalmente los hijos buscan la aprobación de sus padres, pero esto no es algo necesario... Lo que importa es que vivas tu vida según tus propios valores y pasiones, no buscando la aprobación de tu madre. La verdadera felicidad y realización vienen de seguir tu propio camino", expresó de manera sincera y gentil, mientras exploraba en la habitación.

  "Tal vez tenga razón..." expresó con un tono bajo y reflexivo.

  "?Claro que la tengo! Más si a tu madre no le importa lo que hagas; ni siquiera te valora..." El líder supremo miró por un momento un objeto en el escritorio, era una especie de caja redonda de color dorado. "Te tengo una sorpresa en la iglesia. ?Es una nueva arma...!" insinuó de manera misteriosa para tomar su atención. Luego, el líder supremo salió de la habitación, dejando a Solarius pensativo.

  "Jeh... Una nueva arma..." Solarius sonrió un poco y comenzó a preparar sus cosas en una maleta que sacó debajo de la cama.

  *Cenizas de Trownlian - Base de Zthur*

  A varios kilómetros de distancia, hacia el este de Lyran, nos encontramos con un lugar inhóspito y rodeado de neblina, pero al acercarse lo suficiente, se puede ver el castillo de roca antiguo con varias tiendas gigantes y las fábricas alrededor de éste. En la sala donde todos se reunían para dar noticias.

  "?Eres una basura! ?Por eso te odio, siempre lo mismo contigo!" expresó Renog, furioso, destrozando una silla de la mesa con solo apoyar su mano en ella.

  "?Lo que ibas a hacer es inaudito! Nosotros no da?amos a los que están abajo como nosotros", dijo Yeynos sin perder la compostura.

  "Maldito ciego... ?Siempre con esa moralidad!" Renog tomó lo que quedaba de la silla y la estrelló contra la pared, convirtiéndola en astillas.

  "?Basta!" Zthur se dio la vuelta y de sus hombros y cabeza brotó una materia parecida al fuego, pero era la energía que emitía el cuerpo de Zthur. "??No pueden llevarse bien?! ?Cómo harán en la guerra? ?Qué, se van a pelear entre sí?".

  "Ambos sabemos que él es el que se altera de todo", replicó Yeynos, juntando sus manos en las mangas de su ropa.

  "?Yo no me altero! Y por otra parte... ?Por qué él dirige esto?" Renog golpeó la mesa, chocando ambas manos en ella.

  "Porque es el único que nos mantiene a raya, porque es el que comenzó todo, porque no ha habido errores, porque él te reclutó a ti y no tú a él", respondió Yeynos de manera acelerada y serena.

  "?Puras tonterías! Entonces, ?cómo justificas lo de mis máquinas que estaban en Ystir?" Los brazos y la espalda de Renog expulsaban vapor, reflejando su furia.

  "Eso fue por los dos idiotas que mandaste con mi hijo y ahora por ellos lo capturaron", contestó Yeynos, frunciendo el ce?o y presionando levemente sus dientes.

  "?Ya viste!" Renog volteó a ver a Zthur, se?alando a Yeynos. "??Crees que sabes más que yo?! ??Crees que sabes más que yo?! ?Contesta!".

  "?Silencio! No les darás suero experimental, ellos son como nosotros y no los da?aremos. Además, quiero ver hasta dónde llega su ataque, podría servirnos para saber un poco más sobre cómo Ystir se va a defender", Zthur tomó asiento y juntó ambas manos.

  "?Pero si está mi aparato! ??Para qué quieres saber!?". Mencionó Renog con frustración y desesperación.

  Zthur pasó su mano izquierda por su frente con frustración y soltó un suspiro. "Renog, sé lo que hago y, de todas maneras, Gilbred no acepta, así que no podemos hacer nada. Si logra tomar Ystir antes que nosotros, nos tendrá que dar esos ca?ones de plasma, junto a la tecnología que tiene Ystir".

  "?Entonces nada de experimentos? 'Suspiro' Tú también eres un aburrido", Renog apuntó con su mano derecha a Yeynos. "?No sé para qué te conté!".

  "Ya te había dicho que pares de experimentar con el plumorium, ya tienes las dosis para nosotros, ?no necesitas más!" Zthur apretó sus pu?os con frustración antes de continuar. "Podrías trabajar en una nueva arma o en mejorar tus robots animales o alguna nueva máquina".

  "Ooohh, es verdad... podría continuar con mi máquina voladora", Renog lucía más calmado y bastante curioso por su máquina.

  "Bien, con eso todo está arreglado, llama a Elisa para que te ayude a cargar las cajas", expresó Zthur con alivio, relajándose ligeramente en la silla.

  "Bien..." Renog salió de la sala, pero antes gritó: "?Metiche!".

  "Hmph, agradece que no soy como él", dijo Yeynos, sentándose en la silla con tranquilidad.

  Zthur suspiró molesto. "No los vuelvo a juntar, es un milagro que no se hayan matado entre sí".

  Renog caminaba por los pasillos de roca del palacio. "Yeynos, Yeynos, maldito Yeynos... ?Ohh! Se me están ocurriendo ideas... Ya quiero armar esa armadura, ?será una maravilla!".

  Afuera, varias personas estaban trabajando, llevando cajas y usando armas que desprendían un aura púrpura. Las fábricas seguían creando piezas negras que se llevaban al frente del castillo. Los sonidos que la gente producía, los sonidos de las máquinas, de las fábricas, eran todo lo que estaba en el ambiente. Luego de caminar bastante entre todo esto... Renog entró a una tienda que tenía unas escaleras hacia abajo. También había una cocina, una cama, un holograma y el lugar estaba bastante ordenado.

  "?Ya volviste! Milagro sigues vivo. Yeynos te matará si sigues así", mencionó un hombre en una armadura de guerra de un tono morado oscuro. Este tenía una esfera de varios colores incrustada en el pecho, su voz era robótica igualmente, pero algo relajada y aguda. Estaba sentado con los pies encima de una mesa y los brazos cruzados detrás de su cabeza.

  Renog detuvo su paso y puso su mirada en él. "?Tú crees que él me mataría?" preguntó de manera seria y amenazante; se notaba en los agujeros de su casco que sus ojos estaban abiertos por completo.

  El tipo se quedó callado por un momento, pensando un poco en su respuesta. "Nah... Seguramente tú le ganarías" A pesar de todo, no se escuchaba intimidado, solo tranquilo y relajado.

  Renog bajó por las escaleras hasta un laboratorio, donde reinaba el color que desprendían sus máquinas. Pasó cerca de varias cápsulas que tenían un color y un nombre diferente cada una. Al fondo de su laboratorio estaba una colosal cápsula de cristal llena de un líquido morado. Además, en varias mesas cercanas estaban varias piezas de un mineral cilíndrico de color morado y negro por algunas partes.

  Renog puso su palma en la cápsula. "?Esta belleza es el nuevo Mundo! Ja, ja, ja, ja".

  "Otra vez está riendo como loco", comentó el tipo, escuchando la risa de Renog mientras jugaba un juego de cartas. "Maldición, ?cómo es que esta tipa mejoró tan rápido? Alguien debe estar ayudándola".

  "Me muero por ver las caras de los de Ystir cuando vean el poder que puedes llegar a dar, je, je, je 'suspiro' nadie es mejor que yo...", Renog tomó una caja de madera que estaba junto al mineral. "?Ni tú, Jonathan!" La aplastó, haciendo que varios resortes, tuercas y una foto de dos personas cayeran al suelo.

  Fin del capítulo

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