home

search

Capítulo 3 - Encuentro con los Restos del Pasado

  El rugido del troll aún resonaba en los oídos de Martín mientras se alejaba a trompicones del acantilado. La adrenalina bombeaba por sus venas, impulsándolo a seguir adelante a pesar del agotamiento que le atenazaba los músculos. Cada fibra de su ser le gritaba que corriera, que se alejara lo más posible de aquella criatura monstruosa.

  "No puedo detenerme", se repitió mentalmente, con la voz ronca por el esfuerzo y el miedo. "Si me detengo, me alcanzará."

  El bosque se extendía ante él, un laberinto verde e impenetrable que ofrecía tanto refugio como amenaza. Las ramas de los árboles le ara?aban el rostro y los brazos, y las raíces se interponían en su camino, como si el propio bosque intentara detener su huida.

  A medida que la adrenalina se disipaba, el dolor en su cuerpo se intensificaba. El golpe en la espalda, producto de la caída desde el claro del bosque, le enviaba punzadas agudas con cada movimiento. La sed le resecaba la garganta, y el vacío en su estómago le recordaba que no había probado bocado desde hacía días.

  "Necesito agua", pensó, con la lengua pegada al paladar. "Y comida. Y un lugar seguro donde descansar."

  El sonido del arroyo, que había sido ensordecedor durante su caída, ahora se escuchaba como un murmullo distante. Martín se dirigió hacia el sonido, con la esperanza de encontrar un respiro, un momento para recuperar el aliento y planificar su siguiente movimiento.

  La vegetación comenzó a cambiar a medida que se adentraba en el bosque. Los árboles gigantescos, característicos del Bosque de Everwood, dieron paso a arbustos más peque?os y retorcidos, con ramas cubiertas de espinas. El suelo se volvió más rocoso, con afloramientos de piedra gris que se alzaban entre el musgo y las enredaderas.

  La luz del sol, que antes apenas se filtraba a través del denso follaje, ahora se abría paso con más intensidad, creando un juego de luces y sombras que le resultaba a la vez hermoso e inquietante.

  De pronto, el bosque se abrió ante él, revelando un claro ba?ado por la luz del sol. En el centro del claro, Martín vio algo que le hizo detenerse en seco. No era el arroyo que buscaba, ni un camino que lo llevara a la civilización, sino algo mucho más extra?o e inesperado: los restos de una estructura antigua, medio derruida y cubierta de enredaderas.

  Las ruinas se alzaban como un espectro del pasado, con muros de piedra gris que se desmoronaban bajo el peso del tiempo. Columnas rotas, algunas con grabados que parecían representar criaturas aladas, se erguían hacia el cielo como dedos esqueléticos. Arcos desfigurados, hechos de un material que brillaba con un tenue resplandor azulado, se inclinaban precariamente, desafiando la gravedad.

  La vegetación se había apoderado de la estructura, con enredaderas que se enroscaban alrededor de las piedras y raíces que se abrían paso entre las grietas, como si la naturaleza misma intentara reclamar lo que una vez fue suyo.

  Martín se acercó con cautela, sintiendo una mezcla de curiosidad y temor. La estructura emanaba un aura de misterio, un silencio que parecía absorber los sonidos del bosque, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar.

  "?Qué es este lugar?", se preguntó en voz baja, con la garganta seca.

  Entró en las ruinas, con la mirada recorriendo los muros desgastados y los restos de lo que parecían ser habitaciones. El suelo estaba cubierto de escombros, piedras rotas y fragmentos de madera podrida. El aire era denso, cargado con el olor a humedad y a polvo antiguo, como si el tiempo mismo se hubiera descompuesto en ese lugar.

  This story has been stolen from Royal Road. If you read it on Amazon, please report it

  Mientras exploraba, Martín encontró restos de objetos que no pudo identificar. Fragmentos de metal corroído, con un brillo extra?o que no se asemejaba a ningún metal que hubiera visto antes. Piezas de cristal opaco, con formas geométricas que parecían demasiado precisas para ser naturales. Y lo que parecía ser un engranaje de un tama?o desproporcionado para cualquier máquina que hubiera conocido en su mundo.

  "Esto no parece natural", pensó, con la mente trabajando a toda velocidad. "Es como si... como si alguien hubiera construido esto con una tecnología que no puedo comprender."

  En una de las paredes, Martín descubrió una serie de inscripciones. No eran letras que pudiera reconocer, sino símbolos extra?os, grabados con precisión en la piedra. Los símbolos parecían antiguos, desgastados por el tiempo, pero aún conservaban una belleza enigmática, como si guardaran un secreto que solo los iniciados pudieran comprender.

  Martín se acercó a la pared, intentando descifrar los símbolos. No tenía ni idea de qué significaban, pero sentía que contenían un mensaje importante, una clave para entender el misterio de ese nuevo mundo.

  "Si pudiera entender esto...", pensó, con la frustración creciendo en su interior.

  Su mirada se posó en los símbolos, y por un instante, la sensación que había experimentado junto al fuego regresó, pero esta vez era diferente. No era el calor reconfortante de las llamas, sino una energía fría y vibrante que emanaba de la piedra. Los símbolos parecían cobrar vida ante sus ojos, con destellos de luz azul que se movían entre las líneas grabadas, como si una corriente invisible recorriera los trazos.

  Un leve hormigueo recorrió sus dedos, y patrones geométricos, similares a la estructura del código que había visto en las llamas, danzaron ante sus ojos. No entendía el significado, pero la lógica, la organización, le resultaba extra?amente familiar. Era como si su mente, acostumbrada a la lógica de la programación, intentara traducir la magia en un lenguaje que pudiera comprender.

  "Magia... como código", murmuró, con una mezcla de asombro y temor. "Este lugar... está lleno de magia."

  Extendió la mano, con la intención de tocar uno de los símbolos, atraído por la energía que emanaba de la piedra. Un escalofrío recorrió su brazo, y una sensación de frío intenso lo invadió, como si hubiera tocado un bloque de hielo. Retrocedió instintivamente, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

  "Cuidado, Martín", se dijo a sí mismo, con la voz temblorosa. "No sabes lo que estás haciendo."

  La noche se acercaba, y Martín sabía que necesitaba encontrar un refugio seguro. Las ruinas, a pesar de su aura inquietante, le ofrecían una protección que no podía encontrar en el bosque abierto.

  Buscó una habitación que aún conservara parte del techo, un espacio donde pudiera resguardarse del frío y de posibles animales. Encontró un rincón donde los muros aún se mantenían en pie, formando una especie de nicho. Utilizando piedras y ramas, construyó una peque?a barrera para proteger la entrada, intentando crear un espacio seguro en medio de la incertidumbre.

  Se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared fría. La sensación de energía que había percibido al observar los símbolos aún persistía en sus dedos, un hormigueo que le recordaba el poder latente que lo rodeaba.

  "Este mundo es mucho más de lo que parece", pensó, con la mente llena de preguntas. "Hay magia, tecnología... y secretos que aún no puedo comprender."

  Cerró los ojos, intentando ordenar sus pensamientos. La imagen de la serpiente marina, el troll del bosque, las ruinas y los símbolos grabados en la piedra se mezclaban en su mente, formando un rompecabezas que aún no podía resolver.

  "Necesito respuestas", se dijo a sí mismo, con la voz llena de determinación. "Y voy a encontrarlas."

  La noche se extendía ante él, oscura e incierta. Pero a pesar del miedo y la soledad, Martín sentía una nueva energía, una nueva motivación. La lucha por la supervivencia continuaba, pero ahora tenía un nuevo objetivo: desentra?ar los misterios del nuevo mundo, con la esperanza de que, en algún lugar entre las ruinas del pasado, encontrara la clave para regresar a casa.

  Martín piensa que está viendo código mágico… ?pero será magia o simplemente está alucinando con hambre?

  (Spoiler: ninguna opción es buena. Bienvenidos a esta historia.)

Recommended Popular Novels